Mi casa esta encantada, siii! pero al parecer el encantador de viviendas que recorre por las noches los barrios de la ciudad fue un ‘espíritu con alma bondadosa’, porque por las mañanas en mi domicilio se percibe destellos de luces de colores, flases que me hipnotizan por unos instantes y comienzo el día cargada de buenas energías. Desde que ocurrió aquel suceso parasicológico no acudo más a la curandera , para ser curada contra el empacho, ni necesito sentir el calor del encendedor que lo zarandea a poca distancia de mi cuerpo, según ella de esa manera se elimina además la mala onda, vaya uno a saber, yo por las dudas le creo. Ya no recorro santerías en busca de velas de diversos colores, solo compro inciensos a un hippie que los vende por la peatonal mendoza; me gusta el de aroma a sándalo, es exquisito, además de poseer propiedades antisépticas y afrodisíacas. Y el hippie está bárbaro por cierto, algún día lo invitaré a casa a disfrutar juntos el aroma mágico a madera dulce y exótico estimulador de sensaciones…
